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Conclusión: ahora, multipliquemos

DataGénero (Coordinación: Mailén García. Traductoras: Gina Ballaben. Revisión: Helena Suárez Val y Mailén García. Con la ayuda de Diana Duarte Salinas, Ana Amelia Letelier, y Patricia Maria Garcia Iruegas)

Published onApr 23, 2023
Conclusión: ahora, multipliquemos

El 1 de noviembre de 2018, a las 11:10 a. m., hora del Este, las personas trabajadoras de las oficinas de Google en cincuenta ciudades alrededor del mundo, cerraron las pestañas de sus navegadores, apagaron sus computadoras portátiles y abandonaron sus trabajos.1 La huelga incluyó tanto a las personas empleadas a tiempo completo como a aquellas independientes. Fue liderada por mujeres en una empresa que, a pesar de años de palabrerías sobre la inclusión, solo tiene un 31% de mujeres empleadas.2 Y fue masiva: participaron más de veinte mil personas trabajadoras (figura 8.1). ¿Por qué quienes trabajan en una de las empresas más poderosas del planeta salieron a la calle?

Una semana antes, el diario New York Times publicó una historia sobre el paquete de salida de $90 millones que Andy Rubin, el creador del sistema operativo móvil Android de Google, había recibido después de que lo acusaran de conducta sexual inapropiada (y después de que una investigación interna encontró que la afirmación era creíble).3 La historia mencionaba a otros dos ejecutivos acusados ​​de conducta sexual inapropiada a quienes Google había protegido de manera similar. Como escribieron el periodista Daisuke Wakabayashi y la periodista Katie Benner: “al acordar términos favorables para dos de los varones, Google protegió sus propios intereses”. Evidentemente, el paquete de Rubin se había pagado en cuotas de $2 millones por mes en el transcurso de cuatro años. Su pago final estaba programado para finales de ese mes.

Tan pronto como se publicó el artículo del New York Times, nuevas historias de discriminación enfrentadas por mujeres, así como también por varones y personas no binarias, comenzaron a aparecer en las listas de correo electrónico, canales de conversación de la empresa, y en los foros cara a cara. Las historias apuntaban a patrones de comportamiento tóxico.4 En el marco de una semana, fue planificada la huelga masiva, que inicialmente vio la luz como una idea en una lista de mamás de Google. “El negocio de la industria tecnológica, como de costumbre, nos está fallando”, dijo Meredith Whittaker, fundadora del Grupo de Investigación Abierto (Open Research Group) de Google. “El pago de Google de 90 millones de dólares a Andy Rubin es un ejemplo entre miles que hablan de una empresa en la que el abuso de poder, el racismo sistémico y la toma de decisiones irresponsable son la norma. (...) Está claro que necesitamos un cambio estructural real, no ajustes al status quo.”5

Una fotografía de cientos de manifestantes frente a la sede de Google en Sunnyvale,
California. Hay mucha gente.

Figura 8.1: The Sunnyvale, California, el campus de Google durante la Huelga de Google por el Cambio Real (Google Walkout for Real Change) el 1 de Noviembre de 2018. Las personas empleadas aparecieron masivamente para protestar contra el manejo de la compañía de casos de conducta sexual inapropiada. Cortesía de Wikimedia Commons, usuario Grendelkhan.

Un grupo de siete personas organizadoras principales, incluida Whittaker, se unieron para elaborar cinco demandas concretas, incluida la terminación del arbitraje forzoso en casos de discriminación y acoso sexual y la promoción de quien se encontraba a cargo del área de Diversidad para que reporte directamente al director ejecutivo.6 Cuando llegó el 1 de noviembre, las personas empleadas se congregaron primero en atrios interiores, y luego en veredas y calles. Llevaban carteles que decían: "No está bien, Google", "Yo reporté, a él lo ascendieron" y "Feliz de renunciar por $90 millones, no se requiere acoso sexual". La administración de Google comenzó a prestar atención.

Si bien la huelga de Google por el Cambio Real (Google Walkout for Real Change), como se conoció formalmente la protesta, fue enmarcada en los medios como un hito para la gran tecnología, existen claros precedentes de movilizaciones de profesionales en tecnología. La historiadora Mar Hicks ha relacionado el paro de Google con una huelga de personas trabajadoras informáticas, en ese entonces una fuerza laboral compuesta principalmente por mujeres, que tuvo lugar en el Reino Unido en la década de 1970. La movilización paralizó veintiséis centros informáticos del gobierno e interrumpió el trabajo de otros nueve. Estos fueron los centros que le permitían al gobierno procesar el Impuesto al Valor Agregado (IVA), y sin las computadoras en línea, el impuesto no se podía recaudar. El gobierno se encontró obligado a prestar atención. Hicks escribe: “aunque muchas de estas personas trabajadoras eran mujeres, y tenían salarios, promociones y oportunidades laborales limitadas debido al sexismo, su proximidad a la maquinaria del poder real del gobierno les otorgaba una gran cantidad de poder”.7

Quienes organizaron la huelga de Google reconocieron su proximidad a otra fuente de poder: Google mismo. Una sola persona trabajadora puede tener un poder limitado, pero su organización colectiva llamó la atención sobre la proximidad que un número relativamente pequeño de personas (aquellas que trabajan en Google) tienen sobre la infraestructura digital global de la vida cotidiana. Parte de la razón por la que los datos y la computación han demostrado ser tan lucrativos, es su capacidad de escala. Como señala la periodista Moira Weigel: “Este tipo de escala significa que estas empresas pueden obtener ganancias extraordinariamente altas. Pero también significa que las personas trabajadoras principales en las que confían, tienen un poder de negociación extraordinario”.8 También tienen poder de mensajería, poder de interrupción y poder de subversión.

¿Cómo podrían quienes trabajan en el rubro tecnológico reunir estas fortalezas para tomar la infraestructura digital? ¿Enseñar a los algoritmos a "trabajar para gobernar" al estilo de las disminuciones de velocidad de las líneas de montaje? ¿Hacer más lento el flujo del capitalismo cotidiano para llamar la atención? ¿Será posible canalizar las solidaridades digitales de vuelta a los espacios físicos y las relaciones humanas?

Ya hay muchos ejemplos que apuntan a cómo podrían empezar a responderse estas preguntas. En un artículo sobre la organización de trabajadores y trabajadoras en tecnología en la revista n+1, por ejemplo, una persona desarrolladora de software anónima señala: “Si quienes desarrollan Slack decidieran hacer huelga, podrían sin demasiada dificultad, impulsar un cambio que hiciera que cualquier mensaje que se envíe, también envíe un mensaje sobre el propósito de la huelga” a sus diez millones de personas usuarias diarias.9 Y solo por un minuto, imagínate si lo hicieran.

Aunque quienes desarrollan Slack no han pirateado su propia plataforma (todavía), la organización colectiva en torno a los datos y la tecnología ya ha tomado una variedad de formas poderosas. Grupos como la Coalición de Personas Trabajadoras en Tecnología (Tech Workers Coalition) están construyendo puentes entre las personas programadoras que codifican los motores de búsqueda y quienes trabajan en la cafetería y preparan su comida. También ayudaron a popularizar el hashtag #LaTecnologíaNoLoConstruirá (#TechWontBuildIt) para indicar una negativa colectiva a trabajar en software éticamente comprometido.10 Plataformas como Coworker.org están ayudando a quienes trabajan en la gig-economy11, como quienes trabajan conduciendo Uber, a organizarse. Otras organizaciones, como Tech Solidarity, se están enfocando en la política electoral. Algunos proyectos están adoptando posiciones explícitamente políticas: la biblioteca JavaScript de Lerna agregó brevemente una cláusula a su licencia que prohíbe que las entidades que colaboran con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos la usen.12 Distintas personas están formando cooperativas tecnológicas propiedad de las propias personas que trabajan en ellas alrededor del mundo y redactando sus declaraciones de valores como como los Puntos de Unidad del Colectivo en Acción del Diseño (Design Action Collective’s Points of Unity), que guían su trabajo conjunto y les ayudan a decidir qué proyectos tomar.13 Otros esfuerzos de organización colectiva están trabajando para elaborar códigos de ética como la Declaración de Toronto14, y declaraciones de valores como aquellos que guían el plan de acción del gobierno para un gobierno abierto de Canadá.15 Tengamos en cuenta que estos esfuerzos no se limitan a aquellas personas trabajadoras en puestos profesionales, técnicos o administrativos, ni a las y los empleados de las cinco grandes empresas tecnológicas, ni a los eventos a gran escala.

Algunos grupos están utilizando estrategias de creación de movimientos para realizar cambios en industrias enteras. Por ejemplo, Una Lee, Wesley Taylor, Victoria Barnett, Ebony Dumas, Carlos (L05) García y Sasha Costanza-Chock están coordinando una comunidad de práctica en red llamada Justicia en el Diseño (design justice).16 La idea de la justicia en el diseño surgió de un taller en la Conferencia de Medios Aliados (Allied Media Conference) en Detroit en 2015, donde treinta personas se reunieron para desafiar la idea de “diseñar para el bien”. Como dijo la co-organizadora Una Lee: "¿Cómo podríamos rediseñar el diseño para que aquellas personas que normalmente están marginadas por él, aquellos que se caracterizan como personas beneficiarias pasivas del pensamiento de diseño, se conviertan en co-creadoras de soluciones, de futuros?"17

Desde entonces, el grupo de “Justicia en el diseño” ha producido docenas de talleres, foros educativos emergentes, y textos académicos. Uno de sus proyectos centrales es un conjunto de diez “Principios de la Red de Justicia en el Diseño”, que guíe a las personas dedicadas al diseño en la navegación por la desigualdad y el logro de la justicia a través del diseño.18 El principio 1 por ejemplo es: “Usamos el diseño para sostener, sanar y empoderar nuestras comunidades, además de buscar la liberación de los sistemas explotadores y opresores”. El principio 5 dice: “Vemos el papel de la persona diseñadora como una facilitadora más que como una experta”. La Red de Justicia en el Diseño promueve estos principios a través de sus talleres y otros eventos en los que se reúnen, debaten y co-conspiran. Hasta la fecha, se han registrado más de 350 personas diseñadoras adicionales.

Datos para las Vidas Negras (Data for Black Lives, D4BL) es otro ejemplo de organización colectiva inspiradora y construcción de movimientos a escala nacional. Fundada por la veterana organizadora Yeshimabeit Milner, que a su vez fue capacitada por quienes organizaron el movimiento las Vidas Negras Importan (Black Lives Matter), D4BL es “una red [de] más de 4000 personas científicas y activistas que trabajan para aprovechar el poder de los datos y la tecnología para lograr un cambio real en la vida de las personas Negras.”19 D4BL organiza conferencias anuales, dirige comunidades en línea y ayuda a conectar a las personas en su red. El grupo persigue dos estrategias simultáneas: disminuir los impactos dañinos de los datos tal como se implementan actualmente, y crear nuevos espacios para que las personas organizadoras, científicas de datos e ingenieras se reúnan para generar preguntas de investigación significativas. El énfasis del grupo en la abolición y la liberación, en lugar de una forma genérica de bien social, lo lleva a diseñar proyectos que trabajan activamente para terminar la discriminación basada en datos experimentada por las comunidades Negras. La visión de Milner es "hacer de los datos una herramienta para un cambio social profundo, en lugar de un arma de opresión".20

La visión de D4BL tomará tiempo en materializarse, como ocurre con todas las visiones que motivan el trabajo transformador. Quienes organizaron la “Huelga de Google por el Cambio Real” están descubriendo esto mientras escribimos. Cuando se reunieron por primera vez, imaginaron un mundo en el que las personas ejecutivas escucharían las demandas de las personas trabajadoras y tomarían medidas inmediatas para el cambio. Aunque Google expresó públicamente su apoyo a las personas involucradas y el CEO21 emitió un memorando que decía: "Estamos recibiendo todos sus comentarios para poder convertir estas ideas en acción", esa acción aún no se ha producido. Claire Stapleton, la mujer que planteó originalmente la idea de realizar una acción masiva, declaró: “Estamos a casi tres meses de la huelga y exactamente cero de las cinco demandas se han cumplido”. La corporación sí terminó con el arbitraje forzoso, y llevó a otras compañías tecnológicas a hacer lo mismo, pero fue una victoria parcial porque cubrió sólo los casos de conducta sexual inapropiada, y no todos los casos de discriminación. Como agregó Amr Gaber, otra de las personas organizadores clave, “también es lo más barato, lo más pequeño que pudieron haber hecho”.22

Estas acciones insignificantes, claramente motivadas por el resultado final, subrayan la influencia inquebrantable de las ganancias y el poder, y la necesidad de un feminismo que sea interseccional. En este libro, hemos descrito el feminismo interseccional, un cuerpo vibrante de conocimiento y acción que desafía la distribución desigual del poder, y cómo se puede aplicar al campo de la ciencia de datos en la actualidad. Al hacer este trabajo, nos hemos basado en gran medida en el trabajo de teóricas y activistas feministas Negras, para reflejar tanto su papel central en la definición y elaboración de la interseccionalidad, como nuestra propia posición como académicas blancas y mujeres blancas en los Estados Unidos. Aquí queremos reiterar nuestro agradecimiento por este trabajo fundacional, así como reconocer una vez más que no podemos hablar directamente desde las experiencias de vida que la motivan. Esperamos que ustedes, quienes nos leen, utilicen este trabajo para reflexionar sobre sus propias identidades, así como para examinar cómo operan el poder y el privilegio en la ciencia de datos y en el mundo.

Mientras escribimos esta conclusión, en julio de 2019, los problemas de poder y privilegio siguen ocupando un lugar preponderante. Las otras cuatro demandas y media emitidas por quienes organizaron la huelga de Google incluyeron "un compromiso para poner fin a la desigualdad salarial y de oportunidades" en todos los niveles de la corporación y la recolección de "datos transparentes sobre la brecha salarial de género, raza y etnia, en todos los niveles y años de experiencia”, así como el acceso a los mecanismos de denuncia de conducta sexual inapropiada por parte de todas las personas empleadas de Google, incluidas las personas que trabajan por contrato (que representan alrededor de la mitad del total de personas empleadas de la empresa).23 Aún así, la declaración pública fue liviana al decir que Google continuará trabajando para "crear una cultura más inclusiva para todas las personas".24 Mientras tanto, los abogados de Google han presentado documentos legales que instan a la Junta Nacional de Relaciones Laborales de Estados Unidos a rechazar el fallo de 2014 que permite a las personas empleadas usar direcciones de correo electrónico de la compañía para organizarse, sin miedo a represalias.25 Si se anulara el fallo, esto obstaculizaría seriamente cualquier esfuerzo para organizar acciones futuras en Google, o en cualquier gran corporación, ya que las listas de correo electrónico de la empresa son la principal forma en que una fuerza laboral distribuida puede organizarse a lo largo de las diferentes ubicaciones de oficinas y zonas horarias.

Para complicar aún más los esfuerzos de organización futuros, numerosas personas empleadas de Google, incluidas las organizadoras principales Whittaker y Stapleton, se han enfrentado a represalias e incluso a la degradación laboral en los meses posteriores a la huelga. Estas acciones internas han sido documentadas por la revista Wired, Bloomberg News y el sitio de noticias tecnológicas Packt, entre otros medios de comunicación. Por ejemplo, se le dijo a Stapleton que se tomara una licencia médica a pesar de que no estaba enferma, y ​​la decisión sólo se revirtió después de que contrató a un abogado, mientras que a Whittaker se le dijo que tendría que "abandonar su trabajo" con el Instituto de IA Ahora, un grupo de investigación independiente centrado en cuestiones de IA y ética.26 Stapleton dejó Google en junio de 2019 y Whittaker se fue en julio de ese año, dos salidas de alto perfil que The Guardian supuso que “tendrían un efecto escalofriante” en el activismo laboral tecnológico.27

Este es el despliegue de los dominios estructurales y disciplinarios de la matriz de dominación, que presentamos en el capítulo 1. El equipo legal de Google cuenta con recursos y tiene el poder de dar forma tanto a las leyes federales de los Estados Unidos como a las políticas de la empresa. Esto confirma la necesidad de monitorear a los grupos e instituciones dominantes que ejercen un poder desmesurado en el mundo (y tienden a usarlo para asegurar sus posiciones). Esto también afirma la necesidad de colaborar con los grupos más impactados por las diferencias de poder. En el capítulo 2, y a lo largo de este libro, hemos intentado prestar atención a nuestros propios consejos, presentando las voces e ideas de quienes han experimentado directamente la injusticia. Al hacerlo, hemos buscado presentar los espacios de energía que nos han inspirado en nuestro trabajo, que van desde nuevas redes de activistas hasta nuevas empresas de periodismo de datos, desde personas bibliotecarias que escriben guías de de datos de usuario, hasta quienes trabajan en ingeniería que cuestionan el sesgo del reporte humano. Nos hemos basado en el trabajo de personas sociólogas que teorizan sobre el poder digital, artistas que desafían la neutralidad tecnológica, personas educadoras que enseñan estadísticas en entornos del mundo real, y personas que compilan hojas de cálculo con datos faltantes sin ayuda de nadie. Es desde todas estas ubicaciones, utilizando todos estos métodos, e incluyendo a todas estas personas y más, que podemos desafiar la matriz de dominación en la fuente de la ciencia de datos.

Tal como debería quedar claro ahora, nuestra definición de ciencia de datos incluye más que métodos cuantitativos, más que "big data", más que inteligencia "artificial" y más que pantallas "neutrales". Exploramos las limitaciones de una visión tan estrecha de la ciencia de datos y su comunicación en el capítulo 3. Allí y a lo largo del libro, hemos argumentado que una concepción expansiva de la ciencia de datos es esencial si queremos trabajar hacia nuestra meta de rehacer el mundo.

Permitir que esta ciencia de datos feminista florezca y prospere requerirá intervenciones deliberadas en cada fase del trabajo de datos, y en nuestras ideas recibidas sobre las personas y las comunidades que lo realizan. En el capítulo 4, mostramos cómo las decisiones que se toman cuando se recolectan datos por primera vez, repercuten en los resultados futuros. En el capítulo 5, derribamos el mito de que la ciencia de datos es una empresa individual, realizada por magos genios que trabajan solos (NdT: -sí en masculino-). La ciencia de datos implica colaboración y comunidad, así como un contexto profundo, como discutimos en el capítulo 6. Igualmente importante es el reconocimiento, como se explora en el capítulo 7, de que la ciencia de datos es el trabajo de muchas manos.

Mapa que muestra el número total de desplazados internos en Colombia entre 1985 y
2015. Las líneas blancas se originan en los municipios de los que salen más personas. A
medida que las personas llegan a los municipios a los que más personas emigran, las
líneas se vuelven más anaranjadas. Estas líneas representan los destinos en los que se
han reubicado los desplazados. El mapa es increíblemente complejo, con líneas entre
prácticamente cada municipio, lo que pone de manifiesto la gran magnitud de los
desplazados internos en Colombia.

Figura 8.2: Reporte de Personas Desplazadas Internamente (Reported Internally Displaced People), un mapa de 2016 de personas desplazadas por el conflicto interno en Colombia desde 1985 a 2015. Del proyecto Urbanismo Conflictivo: Colombia (Conflict Urbanism: Colombia) del Center for Spatial Research de Columbia University, que mira el patrón de uso de la tierra y los desplazamientos en Colombia por el conflicto interno armado, a lo largo de 30 años. El grupo de investigación trabajó con la organización Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, un esfuerzo masivo de recolección de datos que documentó a millones de personas. Cortesía del Center for Spatial Research, Columbia University.

Una captura de pantalla de una página del documento de 2019 titulado "Tarjetas modelo
para la presentación de informes modelo". El título dice "Tarjeta modelo - Detección de
sonrisas en imágenes". Está pensado como una muestra de cómo podría ser una "tarjeta
modelo" para proporcionar metadatos sobre un modelo.
Debajo del título hay un texto que dice lo siguiente:
"Detalles del modelo
● Desarrollado por investigadores de Google y la Universidad de Toronto, 2018,
vi.
● Red Neural Convolucional.
● Preentrenado para el reconocimiento de rostros y luego ajustado con pérdida de
entropía cruzada para la clasificación binaria de sonrisas.
Uso previsto
● Está pensado para aplicaciones divertidas, como la creación de sonrisas de
dibujos animados en imágenes reales; aplicaciones aumentativas, como la
provisión de detalles para personas ciegas; o aplicaciones de asistencia, como la
búsqueda automática de fotos sonrientes.
● Especialmente pensado para el público más joven.
● No es adecuado para la detección de emociones o para determinar el afecto; las
sonrisas se anotaron basándose en la apariencia física y no en las emociones
subyacentes.
Factores
● Basándose en los problemas conocidos de la tecnología de visión facial por
ordenador, los factores potencialmente relevantes incluyen grupos para el
género, la edad, la raza y el tipo de piel Fitzpatrick: factores de hardware del tipo
de cámara y el tipo de lente; y factores ambientales de iluminación y humedad.
● Los factores de evaluación son el sexo y el grupo según la edad, tal y como se
anotan en el conjunto de datos público CelebA [36]. Otros posibles factores que
no están disponibles actualmente en un conjunto de datos público de sonrisas. El
género y la edad son determinados por anotadores externos basándose en la
41
presentación visual, siguiendo un conjunto de ejemplos de género
masculino/femenino y edad joven/vieja. Más detalles en [36].
A la derecha del texto hay una sección de "Análisis cuantitativos" con dos gráficos. El
primer gráfico se titula "Tasa de falsos positivos a 0,5". El eje horizontal va de 0,00 a
0,14 y aumenta en incrementos de 0,02. El eje vertical tiene 9 categorías diferentes:
viejo-varón, viejo-mujer, joven-mujer, joven-varón, viejo, joven, hombre, mujer y
todos. Cada punto de datos del gráfico tiene barras de error estándar.
El segundo gráfico se titula "Tasa de falsos negativos a 0,5". El gráfico tiene los mismos
ejes horizontales y verticales que el primer gráfico.

Figura 8.3: Detalle de una tarjeta modelo, de un artículo de 2019 titulado Tarjetas Modelo para el Reporte de Modelos ("Model Cards for Model Reporting") de la investigadora de IA Margaret Mitchell y coautores que propone documentos breves llamados tarjetas modelo que acompañarían a los modelos de aprendizaje automático como una forma de documentación. Las tarjetas modelo detallan quién desarrolló el modelo, con qué propósito y cómo funciona el modelo, incluidas las métricas de identidad interseccional. Las tarjetas modelo también especificarían las limitaciones conocidas de un modelo y los casos de uso para los que el modelo no es adecuado. Cortesía de Margaret Mitchell.

Una captura de pantalla del sitio web economiafeminita.com que muestra la pestaña
"Activismo" de la página Femindex. El texto principal dice "Derechos Reproductivos" y
una leyenda debajo dice "De acuerdo con sus ideas en torno a la educación sexual
integral, anticoncepción en adolescentes y aborto legal, lxs candidatxs tienen un
compromiso con estos derechos..." Debajo del texto hay una escala visual de izquierda a
derecha con tres secciones: Bajo, Medio y Alto. Estas secciones representan el nivel de
apoyo a los derechos reproductivos, siendo Bajo el que menos apoya y Alto el que más
apoya. Encima de la escala hay pequeños círculos con los perfiles de los candidatos
políticos que representan su posición sobre el tema. Los usuarios pueden pasar por
encima y seleccionar diferentes perfiles para conocer la puntuación de Femindex de un
candidato determinado, su partido político, su cargo en el gobierno y su distrito. En la
captura de pantalla actual la gran mayoría de los políticos están cerca de la derecha de la
escala (Alto), seguidos por algunos más cerca del extremo izquierdo de la escala (Bajo),
y unos pocos cerca del centro (Medio).

Figura 8.4: Feminindex es un proyecto de medios cívico que documenta y visualiza la posición de todas las personas candidatas a puestos electivos argentinos sobre temas de género y LGBTQ+, incluidos los derechos reproductivos, los feminicidios y los derechos LGBTI+. La primera versión se lanzó en 2017 y la segunda en 2019. Cortesía de Economía Femini(s)ta, incluyendo a Mercedes D’Alessandro, Andrés Snitcofsky, Lina Castellanos, Aldana Vales y el equipo de Economía Femini(s)ta. Ver http://economiafeminita.com/activismo/feminindex/

Una fotografía de la instalación de la obra Decoding Possibilities de Romi Morrison y
Treva Ellison. La imagen muestra una obra de arte de tres paneles que consiste en un
mapa actual de la Boston superpuesto a mapas históricos de la línea roja y cubierto con
parches abstractos de formas hexagonales. Los mapas y parches están impresos en rojo.
Una fotografía de la instalación de la obra Decoding Possibilities de Romi Morrison y
Treva Ellison. La imagen muestra dos citas directamente superpuestas: una está en azul
brillante, mientras que la otra está en rojo oscuro. La cita en rojo oscuro dice: "La
reducción de la población destruyó la posibilidad de invertir en cualquier lugar donde
vivieran los negros". TA-NEHISI COATES "EL CASO DE LAS REPARACIONES"".
La cita en azul brillante no se distingue debajo de la cita roja más oscura. Debajo de la
obra de arte hay un montón de gafas 3D, lo que sugiere que la segunda cita puede leerse
una vez que el espectador se ponga las gafas

Figura 8.5: Posibilidades de Decodificación Decoding Possibilities (2017) de Ron Morrison y Treva Ellison, es una examinación artística de los efectos de las líneas rojas en el paisaje, así como una celebración de la resistencia creativa a las líneas rojas. (a) Los mapas contemporáneos de Boston se combinan con mapas históricos con líneas en rojo (redlining)1, así como con mapas creados a partir de los escritos del Combahee River Collective. (b) La instalación incluye citas sobre los efectos duraderos de las líneas rojas en el paisaje. Cortesía de Ron Morrison y Treva Ellison.

A lo largo del libro hemos descrito nuestros siete principios del feminismo de datos: examinar el poder, desafiar el poder, elevar la emoción y el cuerpo, repensar los binarismos y las jerarquías, abrazar el pluralismo, considerar el contexto y hacer visible el trabajo. Derivamos estos principios de las principales ideas que han surgido en las últimas décadas del activismo feminista interseccional y el pensamiento crítico. Al mismo tiempo, celebramos la idea de que hay muchos otros posibles puntos de partida que comparten el objetivo final de usar datos (o rechazarlos) para acabar con la opresión.28

Esos otros puntos de partida podrían provenir de la academia. Por ejemplo, el trabajo del Centro de Investigación Espacial en Columbia, dirigido por Laura Kurgan, utiliza un enfoque transdisciplinario único que incluye ciencia de datos e IA, humanidades, geografía y diseño para investigar fenómenos complicados como el desplazamiento urbano/rural debido a conflictos (figura 8.2). Académicos como Dean Spade están utilizando la teoría queer para desafiar las instituciones que manejan datos. Y las personas académicas de los estudios de medios están examinando las intersecciones de raza, género, sexualidad y datos, como lo hace Shaka McGlotten a través de su proyecto de datos Negros.29 Quienes investigan están escribiendo libros sobre estadísticas Indígenas y la soberanía sobre los datos Indígenas,30 desarrollando métodos de diseño decoloniales,31 y teniendo conversaciones dinámicas sobre la descolonización de datos tanto en el Norte Global como en el Sur Global.32 Las personas de la ciencia informática e investigadoras de IA están realizando importantes estudios sobre el sesgo, además de desarrollar nuevas formas de promover el uso transparente y responsable de la IA. Por ejemplo, Margaret Mitchell y sus coautores han propuesto recientemente las tarjetas modelo (figura 8.3), una forma de documentación que podría acompañar los modelos de aprendizaje automático para detallar sus usos previstos y sus limitaciones técnicas y éticas.33

Hay muchos otros posibles puntos de partida para desafiar la opresión en los datos que surgen de las artes, el activismo, la organización colectiva y la concientización. El próximo proyecto de mapeo de la cartógrafa Margaret Pearce indigeniza el mapa del río Mississippi para crear nuevos espacios para el diálogo público sobre la gestión de inundaciones. La People’s Guide to AI (Guía Popular de Inteligencia Artificial) de Mimi Onuoha y Mother Cyborg, diseñada para principiantes, proporciona una introducción accesible a las ideas detrás de la inteligencia artificial. El grupo activista Economía Femini(s)ta en Argentina tiene un proyecto de responsabilidad cívica en curso llamado Feminindex en el que el grupo visualiza la posición de cada persona candidata en relación a una variedad de temas de género y LGBTQ+ (figura 8.4). El grupo incluso ha producido tarjetas digitales para políticos, que circulan en las redes sociales. Y los artistas-investigadores Ron Morrison y Treva Ellison interrumpen los mapas rojos de Boston de 1935 con superposiciones de “geografías negras queer, trans y feministas” creadas por la Combahee River Collective (figura 8.5). El proyecto requieren que las personas espectadoras se pongan anteojos especiales llamados Lentes de Reducción de Espacios Racializados (LRER) para ver debajo de la superficie.34 Estos proyectos no pretenden ser exhaustivos, y la lista podría continuar. Lo más importante no es que todas y todos compartamos el mismo punto de partida, sino que alimentemos todos estos ecosistemas emergentes y construyamos vínculos entre ellos. Los necesitaremos a todos para movilizar la resistencia a las diferencias de poder embebidas en nuestros conjuntos de datos y sistemas de datos actuales. Y también los necesitaremos para movilizar coraje y creatividad: para imaginar cómo sería la ciencia de datos y la inteligencia artificial más allá de la matriz de dominación. El mejor momento para la resistencia y la reimaginación es antes de que las normas, estructuras y regulaciones de la economía de datos se hayan determinado por completo.

Entonces ahora, multipliquemos. Multipliquemos ahora.

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